La anatomía y fisiología humana están directamente relacionadas con la actividad física, ya que ambas abordan la estructura y funcionamiento del cuerpo humano en contexto de la actividad física, el entrenamiento y el deporte. Ambos campos contribuyen a comprender cómo los sistemas corporales responden y se adaptan a las demandas físicas. Los aspectos anatómicos incluyen la estructura y organización de los órganos y tejidos, como los músculos, huesos, articulaciones y sistemas del cuerpo, tales como el esqueleto, el sistema musculo-esquelético y el sistema neuronal. Por ejemplo, la estructura y función del músculo esquelético, así como la localización y funciones de las principales articulaciones, son fundamentales para comprender cómo se realizan los movimientos y cómo se transmiten fuerzas durante la actividad física. En cuanto a los aspectos fisiológicos, estos estudian cómo los sistemas corporales trabajan juntos para soportar y optimizar la actividad física. Algunos ejemplos incluyen la regulación de la temperatura corporal, la respiración, y la circulación sanguínea, que son vitales para mantener el cuerpo en condiciones óptimas durante la práctica de actividad (sistematizada). Además, se consideran los procesos fisiológicos y sus relaciones con la actividad física y el entrenamiento deportivo, como la adaptación del organismo a la carga física y la mejora de la capacidad física. La combinación de ambos campos permite comprender cómo los sistemas corporales se adaptan y respondieron a las demandas físicas, y cómo estas adaptaciones pueden influir positivamente en la salud y el rendimiento deportivo.